Durante el último día de tientas que se llevaron a cabo en la ganadería mexicana propiedad del Senador Pedro Haces, sucedió un hecho insólito que pone en realce el amor y el respeto que en la Fiesta Brava existe por el toro de lidia.
Se trató de un suceso que se tornaba trágico pero que tuvo un desenlace feliz y da pie a un acontecimiento que quedará escrito en la historia de la ganadería Pedro Haces e hijos.
Cuando salió al ruedo el ejemplar número 53, parecía acalambrado de los cuartos traseros. Casi de inmediato rodó por la arena. Le había dado un infarto. Su criador pidió que lo hicieran sangrar de una oreja para que se descongestionara y eso hizo el matador Sergio Flores. Sin embargo, el astado no reaccionó. Dejó de respirar e incluso presentó los ojos en blanco y las extremidades rígidas. Estaba muerto.
Desafortunadamente, algunas ocasiones en el campo o en alguna plaza se han generado infartos fulminantes de ese tipo a toros de diversas ganaderías, pero en este caso, nadie estuvo dispuesto a verlo morir, por lo que el encargado de la ganadería, el matador Guillermo Montero y el equipo, así como los toreros se lanzaron en su ayuda; mientras otras personas fueron en búsqueda del veterinario de la dehesa que estaba en otro punto del lugar.
Luego de varios minutos de maniobras que incluyeron el masaje, por inimaginable que parezca, lograron reanimarlo. El burel se incorporó, lo dejaron reponerse un tiempo. Fue entonces cuando Pedro Haces le indicó al matador zacatecano Antonio Romero que lo toreara, que el toro que había luchado por seguir vivo merecía ser toreado.
¡Oh sorpresa y alegría para todos al ver que cuando el toro 53 se arrancó hacia la muleta de Romero lo hizo con clase, temple y hondura! Embistió de forma extraordinaria por ambos pitones por lo que, con gran emoción, Pedro Haces decidió que se convertirá en semental de la ganadería e indicó que fuera curado por el médico veterinario que ya había llegado al tentadero.
Los presentes se acercaron al palco y escucharon de viva voz del ganadero la todavía más increíble historia del origen de este toro. Así la relató:
“Cuando por desgracia murió mi querido compadre Miguel Espinosa ´Armillita´, se realizó en Aguascalientes un festival póstumo en su honor. Entre los toreros de su época vino desde España: Juan Antonio Ruíz ´Espartaco´ que indultó un toro de la ganadería de Teófilo Gómez que se llamó Querido Gordo, número 547 y que fue extraordinario. Entonces le dije a José Manuel Gómez que me lo vendiera y lo hizo, lo cual, le agradezco mucho”.
“Lo trajimos a este rancho como semental, entró al potrero tres, a padrear con una punta de vacas de Javier Garfias y de Los Ébanos. Lamentablemente, vivió poco tiempo. Sólo me dio puras hembras y un sólo macho, que es éste: el número 53, mismo que cuando era un becerrito, su madre murió y se le tuvo que criar con biberón”.
Así fue como empezó su vida este burel que el 30 de agosto, fecha en que salió a la arena, justo cuando cumplió tres años, sufrió un infarto y fue reanimado. Todas esas circunstancias se agolparon en la mente y el corazón de su criador, quien describe lo que presenció de este modo:
“¡Imagínense lo que sentí cuando el toro salió al ruedo, se infarta y lo veo muerto! ¡Era mi única esperanza en esa línea de machos para que pudiera dar crías! Luego, lo reaniman y embiste de maravilla, salió extraordinario; eso prueba que los milagros existen. ¡El toro está vivo porque así lo quiso Dios! Antonio Romero lo toreó muy bien. Mi agradecimiento a todo el equipo porque de no haber sido por la rapidez con la que actuaron el toro no se salva. A partir de hoy tenemos un nuevo semental en la ganadería y se llamará Querido Ricardo”, concluyó Pedro Haces Barba.
He aquí una historia de lo que aconteció en el campo bravo. Inverosímil pero auténtica y tal vez irrepetible; sin duda quienes la presenciaron son muy afortunados
Fotos: Mundo Toca