Arturo Macías cortó cuatro orejas y un rabo

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Una gran tarde se vivió  durante este Sábado de Gloria en la plaza Silverio Pérez, en Texcoco, Estado de México. Fue triunfal más no triunfalista, de esas que crean afición. El máximo cortador de trofeos fue Arturo Macías quien brindó una tarde en la que desbordó lo mejor de sus adentros para volver a torear en este coso que lo ha visto salir existoso en reiteradas ocasiones, ahora aprovechó el mejor lote de la ganadería zacatecana Pozohondo con el que cortó cuatro orejas y un rabo, para salir en hombros, junto con el ganadero Ramiro Alatorre hijo.

Un apéndice del quinto obtuvo Alfredo Ríos «El Conde» tras un pinchazo; y las faenas de Miguel Ángel Perera no se vieron recompensada por no haber estado acertado con los aceros.

Abrió el festejo «El Conde» quien reapareció en este ruedo texcocano. El toro al que enfrentó estaba acalambrado y luego se vio falto de fuerza por lo que  a pesar de los esfuerzos del torero jalisciense poco pudo conseguir e incluso atravesó un pasaje de peligro cuando estuvo a punto de ser prendido por su enemigo.

Ante ello, salió a darlo todo en el quinto, toro que contó con movilidad y buen estilo al embestir, por lo que Alfredo se lució con el capote y colocó banderillas;  el último par fue un ceñido al violín, para demostrar que mantiene intactas muchas de las facultades con las que brilló en los ruedos antes de la retirada que firmó hace algunos años en la Nuevo Progreso de Guadalajara.

Su trasteo con la muleta fue a más ya que conforme avanzaba, la emotividad inicial se transformó en temple y despaciosidad. Un pinchazo precedió a la estocada para obtener el trofeo.

Miguel Ángel Perera mostró disposición y entrega a lo largo de sus dos labores. Ante el segundo, eslabonó tandas muy reunidas con la muleta, en una labor con gran mérito, pues el toro que empezó dejándose torear terminó por buscar el abrigo de las tablas. Pinchazo, media y otros intentos lo hicieron recibir dos avisos.

Lidió el cuarto, en lugar del quinto, en acuerdo concertado previamente pues debía tomar un vuelo rumbo a Aguascalientes donde torea este domingo.

Ante ese su segundo del lote que sorteó, mostró su concepto y temple en una faena armónica con plasticidad que convenció a los aficionados que hicieron una entrada que superó  más de medio aforo. No remató al primer viaje con el acero y perdió las orejas.

El amo absoluto de la tarde fue Arturo Macías, quien al buen tercer astado lo recibió con tres largas cambiadas de rodillas y una serie de lances desmayados, llevó al caballo por tapatías y luego le hizo un ceñido quite por gaoneras 

Una serie de muletazos con ambas rodillas en tierra, precedieron una entregada, variada y emotiva labor. Logró tal calado en el tendido que le empezaron a gritar torero, torero, antes de que realizara un pasaje de ceñidas bernadinas. Se lanzó sobre el morrillo del ejemplar para dejar una estocada de efectos inmediatos que puso en sus manos dos orejas.

Lo mejor vendría con el sexto burel que cantó la calidad desde su salida de toriles. Arturo no perdió tiempo en probaturas y apostó de lleno por  el toreo clásico, aderezado con desplantes temerarios en la cara del toro.

Fue intenso el inicio de su proceder, pero se fue asentado sin perder la alegría en cada pase. Se tiró a matar como un cañón para recibir dos orejas, que, ante la aclamación del público se conviertieron en un rabo, mientras que el toro fue premiado con arrastre lento.

El público salió toreando del coso texcocano.

FICHA:

Sábado de Gloria. 16 de abril. Cuarto festejo de feria. Tercera corrida. Más de media entrada en tarde calurosa con ráfagas de viento. Toros de Pozohondo, bien presentados que se dejaron torear, destacaron tercero y  sexto, este último recibió arrastre lento.

PESOS: 490, 520, 480, 485, 490 y 540 kilos.

Alfredo Ríos «El Conde» (verde y oro): palmas y oreja 

Miguel Ángel Perera (grana y oro): palmas tras dos avisos y  palmas.

Arturo Macías (rosa y oro): dos orejas y dos orejas y rabo

INCIDENCIAS: Al término del tercer toro se rindió homenaje al matador Curro Leal, a quien se le entregó un reconocimiento por parte de Pedro Haces, en compañía del matador Juan José Padilla y de Francisco Leal (hijo del matador Leal).

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